8 de abril de 2010

Cristales




Limpiamente,
el tajo del perfume
corta la tarde en dos: olor de toronjil
en el cuello blanco de la muchacha
y humo del cigarrillo de él,
los dos desnudos,
sábanas frescas, vasos de agua
—y el paso del tiempo entre los cuerpos.
No hay nada más. No hablan.
Tonos de azul oscuro bordean
el aciago cristal de la tarde. Otro cristal
los rodea: este silencio.


(la ilustración queda pendiente) 


3 comentarios:

ALENKA (Alicia Montes de Oca) dijo...

Bello poema. Me llevo de recuerdo un cristalito. Luego regreso a ver la ilustarción. Sindudamente, será hermosísima, como todas las que has puesto.
Saludos!!!

Nix Galith dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Histérica Sadomasoca dijo...

gracias por visitarme...

saludos