11 de julio de 2010

Cuando cae la nochecita

Sólo tú sabes que hay debajo de los lechos
Yo quisiera decir, "no tengo miedo a nada",
pero un fantasma recorre las calles:
anteayer, una mano parlante palmoteó mi espalda
y, ayer, una barba blanca me hizo llorar.
No sé que pasa: Ya los juguetes comienzan a ulular,
circulan los presentes
y la gente pregunta la fecha,
sin sospechar de lo siniestro.
Los niños cantan, "din don dan"
sin saber que sus gargantas se teñirán de rojo,
que ya no importan unos labios
esforzándose frente al teléfono,
y un rostro laborioso de hormiga
o un peinado "fresco".

Las calles son las mismas de siempre,
pero un fantasma virulento las recorre
y, en la zona roja,
las prostitutas anuncian hechos sorprendentes,
muestran hombros desnudos,
senos como soles
y un rostro extasiado.

Todo resplandece, pues, Señor: el humo,
la luz de los cigarros,
un gato y su mirada profunda
alrededor de los muros.


De, La conversación Ortodoxa, Cuando cae la nochecita.

4 comentarios:

Juan C. DeLarge dijo...

Reportandome y leyendo bastante de tus escritos

La Escribana dijo...

Armando González? no creo reconocerle. El texto es interesante aunque de súbito me sentí fuera de contexto. Es ese lenguaje natural que nos despierta el interés por darle sentido, a la arbitrariedad. Me gusta y le sigo

La Escribana dijo...

De la banda Híkuri, sí conozco a todos los integrantes pero mi amistad es mayor entre los 'adolfos' el bajista y el percusionista... aunque le tengo una estima general a todos.

Penélope Sierra dijo...

Llegué anoche, cuando cayó tu nochecita, pero te escribo ahora, porque estaba rendida.

Cuanto tiempo si pasar por tus letras, sin recorrer los sueños que escribies.

Me alegra mucho saber de tí, y no creas, que si, que me acuerdo.

Café en mano, me preparo a leerte.

Mil abrazos y un beso