12 de mayo de 2009

Lucero vespertino

Ocurrió una medianoche  a mediados de verano;  lucían pálidas estrellas  tras el potente halo de una luna clara y fría  que iluminaba las olas rodeada de planetas, esclavos de su señora.  Detuve mi mirada en su sonrisa helada -demasiado helada para mí-; una nube le puso un velo de lanudo terciopelo y entonces me fijé en ti. Lucero orgulloso, remoto, glorioso, yo siempre tu brillo preferí; pues mi alma jalea la orgullosa tarea que cumples de la noche a la mañana, y admiro más, desde luego, tu lejanísimo fuego que esa otra luz, más fría, más cercana.
Edgar Allan Poe

6 comentarios:

Patricia Ibarra dijo...

Hola mi presioso Esteban!
Me encanta tu manera de escribir
¿Ya te lo habia dicho??
Pss otra vez y que??
jajajajaja
=P

Y esas fotos... maravillosas!

Te quiero muchisimo mi niño!

Besos
bye

Emuffin ♪ dijo...

anda que me gusto la foto :D
y el poema también, lalala ♪
ehm no se que más decir...

hueles mal XD

jaja
algun dia dime como le haces para elegir los texto que subes lol


saludos ^^

Juan C. DeLarge dijo...

Buen poema de Edgar Allan Poe Stay metal hay te encargo me visites o de plano te retaches a la warrofiesta proximo sabado

dianastrocyte dijo...

¡Ih!
Pues ya te desobedecí.
¡Es más!
Tú hiciste que desobedeciera...

Así que no cueeeeeeeeenta :D

Leni dijo...

Es curioso sentir el fuego en la lejanía...Mas que en lo cercano.
Será que atrae el misterio de lo inalcanzable.

Creamos un nuevo puente.

Un abrazo y un placer leerte

Esteban Arontes dijo...

Gracias, por comentar...

¡Saludos a todos!